Miedo a la ola y precios calientes. El verano que ansían en el ejecutivo y urge entre la gente de a pie llegará tarde pero sólo si el gobierno logra eludir dos obstáculos precisos. Al primero se alude con naturalidad, pero es una novedad: la segunda ola de contagios. El otro ya es parte de la escenografía de nuestras pampas: el temido aumento desmesurado de la presión inflacionaria / cambiaria, o a caso ¿salarial? O todas esas atmósferas juntas.
Para el primero de los factores hay un consenso generalizado en que el problema del coronavirus se resuelve con la vacuna. Las diferencias sobre el origen de la sustancia perdieron relevancia en medio del tironeo global. Cualquier vacuna que cuente con el respaldo científico vale si logra inocular a tiempo a una población desenfrenada.
El dilema se abre frente al segundo factor. Una eterna discusión nacional que no se resuelve en el debate académico, en el parlamentario, en las cúpulas sindicales ni en las empresariales. La deriva para eludir la inflación y resolver la tensión entre los que trabajan y los que se la llevan es el resultado de las luchas que se dan en el barro de la política, la pelea gremial y las decisiones que se toman en los tronos de los popes empresariales locales y extranjeros. De haber una hoja de ruta para salir del laberinto en tres pasos, es posible que sirva a algún funcionario para secarse el sudor.
Enfocado en el problema, el Gobierno tiende la mesa en la que pretende aliviar las tensiones entre empresarios y trabajadores.
El miércoles el jefe de Gabinete Santiago Cafiero encabezó una reunión con el equipo económico. Allí los funcionarios pusieron en común los indicadores más relevantes de cara al menú con el que la Casa Rosada recibirá la semana entrante a las cúpulas empresariales y sindicales. Al finalizar el encuentro subrayaron que el techo a las paritarias que hace agua la boca de los empresarios y produce náuseas entre algunos sindicalista no estará incluido ni para los postres.
Si, como escribió Luciana Glezer para este número, el retorno a la actividad económica reabre el circuito de baile entre formadores de precios, gobierno y trabajadores, la pregunta es quién baila a quién.
Quién necesita una receta hoy día. Allí donde la democracia tenía previsto un salvoconducto para que la inequidad no condene a los desafortunados a castigos demasiado indignos, están los garantes de la inequidad. Y de los castigos indignos. Qué hará el gobierno frente a los togados sigue siendo una pregunta. Cómo harán los togados con el Gobierno es aún más inquietante. La reforma de la justicia federal que propuso Alberto Fernández continúa sin abordaje parlamentario. Frente a los otros venenos que vierten desde la Corte y Comodoro Py, el ejecutivo aún no recetó antídoto alguno. Para tratar con desdén a los tecnócratas que venden caras las instrucciones para cocinar miserias la política requiere una hoja de ruta en la que al menos esté claro cuál es el norte y haya marco, valentía y lucidez para imaginar caminos alternativos. A ello alude Pablo Dipierri en este número de Realidad en Aumento.
Entre el ritmo desacompasado de las vacunas y la puja apresurada por la apropiación de las expectativas económicas la política del pago chico dirime la suspensión de las Primarias… ¿Abiertas? ¿Simultáneas? y ¿Obligatorias? Ese debate que une y divide de manera transversal y en distintas medidas a oficialistas y opositores ya fue incluido por el Presidente en la agenda de sesiones extraordinarias y es motivo de todo tipo de especulaciones. Sobre esa decisión que signará el calendario electoral escribió Nicolás Marsico para esta edición.
Coronavirus, precios y elecciones son las etiquetas del Trello del Presidente.