Macri se diluye y Vidal gana lugares tras el cierre de listas

Tres conclusiones principales se pueden extraer del cierre de listas de Juntos por el Cambio en la Ciudad. La primera es que Horacio Rodríguez Larreta logró desplazar con eficacia a Mauricio Macri de su rol como líder del PRO. El ex presidente tuvo nula o escasa incidencia en los dirigentes que ocupan los primeros lugares en las boletas y es la primera vez que esto pasa desde que se fundó el PRO. La segunda es que si bien Larreta consiguió esto, tampoco tuvo un control total de la situación: le surgió una lista radical inesperada, comandada por Adolfo Rubinstein, que le rompió la interna ya pactada que juntaba a los socios de Juntos por el Cambio de un lado y a Ricardo López Murphy del otro. Además, como consecuencia del modelo de acumulación de Larreta, tuvo que “pagarle” a esos socios con un loteo de su lista. Y la tercera conclusión es que Vidal gana espacio en lugares claves de la Ciudad: el virtual vicefeje porteño es un hombre de ella.

Desde que llegó a la jefatura de Gobierno en 2015, el modelo de acumulación política de Larreta fue fagocitar a sus opositores: primero sumó a Graciela Ocaña y Elisa Carrió, que acompañaban a su rival en 2015, Martín Lousteau. Luego sumó al propio Lousteau y a la UCR. En esta elección, consiguió traer a su espacio al GEN, de Margarita Stolbizer. Hasta metió dentro de su espacio al socialismo porteño. Ese esquema le resultó útil para mantener su volumen político, pero a la hora de un cierre de listas tenía una complicación: todos los socios quieren un lugar.

E implica otra cosa, más matemática: como las bancas que se ponen en juego este año son las de 2017, Larreta tiene que sumar todo lo que sacó su espacio ese año más todo lo que sacó Lousteau (que, sumados, dan un 62 por ciento). Si saca menos de eso, pierde bancas. Pone en juego 20 bancas de legisladores porteños y diez de diputados nacionales. Esto hace que quedar en los primeros lugares sea apremiante y complicó las negociaciones en la Ciudad.

También esto explica la lógica de “loteo” de la lista, donde se fueron repartiendo los primeros lugares entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica. De hecho, así es el comienzo de la lista de Vidal (PRO), seguida por Martín Tetaz (UCR) y Paula Oliveto (mano derecha de Elisa Carrió).

Ahora, si se observa de arriba abajo esa lista, se puede ver que el ex presidente Macri casi no tuvo injerencia. Algunos analistas afines al ex mandatario contaban como hombres de Macri a librepensadores como Fernando Iglesia o Sabrina Ajmechet. Pero, ¿realmente alguien puede decir que la historiadora tuitera o el profesor de vóley son orgánicos a alguien? En realidad, no son del ex presidente sino de ellos mismos. El único más orgánico al partido es Pablo Walter, pero su inclusión tiene más que ver con los acuerdos de Larreta con Esteban Bullrich que con Macri.

Larreta tuvo que traspirar la camiseta en este cierre. Fueron decenas de reuniones en el café Tabac, muchas de ellas con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, hasta que consiguió que se baje de la interna. No fue gratis: la ex ministra de Seguridad los ubicó a Iglesias y a Ajmechet y se llevó otros dos lugares en la lista de legisladores porteños.

También pasó a cobrar Ocaña, que tendrá otros dos lugares para sus legisladores y uno de sus dirigentes, Diego García Vilas, seguirá al frente del bloque. Lousteau también tuvo lugares en todas las boletas (ejemplo: la quinta en diputados es Carla Carrizo), casi como premio consuelo por permitir que Vidal pise nuevamente territorio porteño y se convierta en una amenaza al proyecto del senador radical de ser jefe de Gobierno.

Y eso que Vidal venía pensando más en su candidatura a presidente que en competir este año. Con el cierre de listas también quedó claro que la ex gobernadora no es conducida por Larreta, sino que tiene juego propio. La clave para entender esto está a la cabeza de la lista de legisladores. Se trata de un lugar importante, porque la persona que lo ocupa será promovida a vicepresidente primero de la Legislatura y, en los hechos, ocupará el lugar de Diego Santilli, que renunció como vicejefe de Gobierno porteño.

La cabeza de la lista no es, finalmente, un hombre de Larreta, sino de Vidal (aunque obviamente tiene el aval de Larreta). Se trata de Emanuel Ferrario, ex subsecretario de Planificación en el gobierno bonaerense de Vidal. Entes de eso, Ferrario –que viene del Grupo Techint- fue asesor de Ricardo Gil Lavedra en el congreso y en el Gobierno porteño. Para que quede claro: Vidal ubicó al número dos en la estructura del Ejecutivo porteño.

Y no es el último funcionario que tendrá en el gabinete. Con la salida de Santilli, es probable que en el área de Justicia lo reemplace Gustavo Ferrari, otro dirigente de Vidal. Que la ex gobernadora bonaerense esté ocupando lugares estratégicos del gabinete porteño es un dato que no debería pasar desapercibido.

Las listas porteñas también muestran el sistema de “loteo” entre los aliados: seguido a Ferrario, está María Inés Parry, de la UCR; Hernán Reyes, de la Coalición Cívica; Sol Mendez, de Ocaña. Pero hay que ir hasta el noveno lugar para encontrar el último vestigio de influencia de Macri en las listas: allí consiguió finalmente ubicar a Darío Nieto, su secretario privado investigado por presunto espionaje. Si es electo en noviembre (y se descuenta que lo será) en diciembre ganará inmunidad de arresto.