Los principales distritos del conurbano están al borde del colapso. Ya se activó el protocolo de derivación interdistrital. Mientras continúa el debate por las clases los intendentes asumen el rol de bomberos. Desde Juntos por el Cambio intentan ganar protagonismo.
Ya no es novedad. La situación sanitaria del país y principalmente del AMBA está al borde del colapso. Esto comienza a mostrar no solo las miserias, los incrédulos del virus, de las vacunas o los cuestionadores crónicos de cualquier medida que se pueda tomar. Sino que también deja en evidencia las diferencias que hay a la hora de gestionar cuando el zapato aprieta.
«Mayores restricciones y suspensión de clases presenciales» podría ser el título de la novela de esta semana en la Argentina. Y quienes llevan ese título como lema por estos días son los intendentes de la provincia de Buenos Aires, principalmente los peronistas del conurbano.
La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) reveló esta semana que en el AMBA hay más de un 90% de ocupación de camas, sobre un relevamiento de 53 instituciones médicas de la región, 22 públicas y 31 privadas.
«No alcanza con el cierre nocturno» fue el principal lema que se extrajo de una reunión de intendentes del Frente de Todos de la tercera que se realizó por Zoom el viernes a la noche y de ahí el pedido que se hace implícito de mayores restricciones.
Los intendentes de la oposición, principalmente los del PRO duro están de acuerdo con este pedido, pero igual aprovechan la oportunidad para imponer su agenda de reclamos: más testeos, aislamiento y vacunas. «A esta altura de la circulación del virus, no hay plan de restricción que funcione sin esos tres aspectos asociados. Y como fueron bajos los niveles de testeo, aislamiento y vacunación, buscan la solución en algo que es solo un paliativo», le dijo el intendente de Vicente López, Jorge Macri a este medio.
En esa línea también el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, le dijo a Realidad en Aumento que «estamos en una realidad de saturación del sistema con el 80 % de camas ocupadas. Los controles tienen que estar siempre porque la prioridad es la salud, pero queremos y necesitamos que se hagan todos los esfuerzos para defender la educación presencial y el trabajo. La desocupación y la pobreza han subido mucho y eso nos preocupa también».
Por poner un ejemplo de los distritos populosos del conurbano, en Tigre, que cuenta con más de medio millón de habitantes, los principales hospitales de diagnóstico inmediato que se inauguraron en 2019 en Benavidez y Don Torcuato ya saturaron. El primero, el martes ya contaba con cuatro pacientes en espera para terapia intensiva y el segundo con seis.
El intendente de Ensenada, Mario Secco, alineado a la estructura de la vicepresidenta Cristina Fernández, hizo raid mediático en los últimos dos días afirmando «que es necesario suspender las clases y volver gran parte del conurbano a fase 1, al menos por unas semanas».
Otro de los jefes comunales del Frente con uno de los distritos más poblados del conurbano le dijo a Realidad en Aumento «que está claro que cualquier medida restrictiva que se pueda tomar puede traer un problema y tensión, pero es inevitable hacerlo. El número de fallecidos está aumentando». Hoy el sistema de derivaciones interjurisdiccional ya está activado.
«El municipio tiene 11 camas en el hospital provincial y 30 camas en el hospital municipal. En el pico máximo del año pasado llegamos algún día a estar al tope, pero hoy no estamos en el pico, estamos en pleno ascenso de la curva de contagios. Hay que tomar más medidas restrictivas. Ya estamos derivando pacientes. Algunos a San Antonio de Areco. Jamás me imaginé vivir algo así. Es algo muy grave”, le dijo Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar a REA.
“Los docentes pueden hacer todo el esfuerzo del mundo, se pueden cumplir los protocolos en los colegios, pero lo que hay que discutir no es solo la presencialidad en las escuelas sino las actividades extra escolares que se producen”, completó.
Las clases
Otra de las tensiones que se perciben por estas horas tiene que ver con las declaraciones del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, que en declaraciones a radio La Red afirmó: «solo se evaluaría la suspensión de las clases presenciales si no se limitan otras vías de circulación de la sociedad, ya que el número de circulación del virus en las aulas es bajo ya que solo se detectaron el 0.2% de contagios entre alumnos de todo el país». Desde su entorno le dijeron a este medio que el plan no es dar de baja la presencialidad.
El argumento que usan los jefes comunales sobre este tema es que el conflicto que traen las clases presenciales no es por la circulación en las aulas sino por todo el movimiento social que se genera a partir de la llegada de los estudiantes a los centros educativos.
Sobre ese tema el jefe de gabinete de la provincia, Carlos Bianco, dijo este martes en conferencia de prensa que «no hay un alto grado de contagios entre alumnos y docentes» en las escuelas de la provincia, pero pidió «responsabilidad» a los padres porque, dijo, se está haciendo «un tremendo esfuerzo para que haya presencialidad en los colegios».
El jefe de ministros también reiteró que «la propuesta de provincia era cerrar todo de manera más contundente 15 días pero que no se logró consenso con CABA».
El intendente de Castelli, donde ya se decretó la fase 3, Francisco Echarren, habló con FM La Patriada este martes y afirmó que «a veces hay que volcarse más al sentido común que a las cifras y los datos. En Castelli somos 12 mil habitantes con 2 mil quinientos estudiantes. La circulación de esos alumnos cambia la ecuación notablemente».