A quién le importa

Los números cuentan que cuando el Jefe de Gobierno porteño impone la presencialidad, la educación no es más que una excusa.

Entre 2007 y 2020 el presupuesto total del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires subió mas del 5.000 por ciento, pero el presupuesto de Educación se vio incrementado en apenas un poco mas de la mitad. No son necesarias las cuentas para mostrar el descenso de la participación relativa de la educación sobre el total considerado por la administración pública. Mientras el presupuesto de Educación desciende estrepitosamente, 10 puntos porcentuales en 13 años, la partidas para seguridad y Deuda Pública se cuadriplicaron. Así es como los gobiernos de Macri y Larreta modificaron las prioridades de política pública en la Capital Federal.

La Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción que ostenta el PBI per cápita más alto del país, equiparable con el de ciudades europeas. No obstante a nivel país ocupa el quinto puesto en lo que destina a educación. Esto quiere decir que existen provincias que ponen más plata por alumno en las escuelas con los docentes adentro.

Amerita destacar el preponderante rol de la Subsecretaría de Ciudad Inteligente y Tecnología de la Educación que aumentó sus gastos en mas del 300 por ciento. El temita es que la mayor parte implica transferencias al exterior en concepto de pago de licencias de software. Esta dependencia se presenta como la responsable de “diseñar e implementar acciones para la consolidación y el desarrollo del sector tecnológico en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. En síntesis esta subsecretaría se encarga del manejo de todo el flujo de datos que produce el gobierno de la Ciudad a través de sus múltiples plataformas de interacción con la ciudadanía.

Respecto a infraestructura, la gran parte se lo lleva el rubro Alquileres y Licencias. Esta partida específica creció más del 4000 por ciento.

El subsidio a Cooperadoras, para gastos cotidianos de administración, mantenimiento escolar e implementaciones varias, está en su pico más bajo de la década.

Y no menor: los comedores. Con Hambre No se Puede Estudiar fue la consigna que movilizó a la comunidad educativa ante la restricción de las raciones en cantidad y calidad.

Como contracara, el sistema de educación de gestión privada sí viene al alza. Mucho dice que sea el único que evidencia 100 por ciento de ejecución presupuestaria.