Es sabido que las comunicaciones diplomáticas esconden meta mensajes entre líneas. “Hace que hace y no hace. Dice que hace y no dice”. El power trio del oeste la tenía clara. Ocurre que a veces, existen textos redactados para las reglas de las apariencias y las buenas prácticas del protocolo que expresan más de lo que parece.
Algo así ocurrió con el último comunicado del Ministerio de Economía tras la gira de Martín Guzmán por Venecia. “Se lograron avances concretos en entendimientos en cuanto a políticas para el desarrollo del mercado de capitales doméstico, la administración tributaria y el desarrollo de sectores generadores de divisas”.
Nos detendremos en la última parte de esa oración, texto que contiene una clave de lectura de lo que podría ocurrir en el plano energético. El FMI necesita garantizarse el repago del yunque de deuda tomado por la administración Cambiemos.
Como ya no proponen abiertamente el ajuste fiscal, necesitan escuchar otros cantos de sirenas, entre ellos cómo podrían aumentarse las exportaciones para robustecer las reservas del Banco Central. Y ahí es donde entra a tallar la rosca detrás de la futura ley de promoción de los hidrocarburos, anunciada en las últimas dos Asambleas Legislativa de Alberto Fernández.
El eje central del proyecto, que fue redactado desde las oficinas técnicas y políticas de YPF, prevé potenciar los recursos convencionales y no convencionales, como es el gas y el petróleo de Vaca Muerta. ¿De qué manera? Con la promesa de mayores autorizaciones automáticas para exportar y acceder al mercado de divisas.
A las principales operadoras del país les mostraron la manzana, y ahora quieren todo el postre: quieren acceder a muchas más divisas de las que el Gobierno estaría dispuesto a conceder. Ese es el principal lobby por estas horas.
Por caso, Pan American Energy (Grupo Bulgheroni y British Petroleum) y Total Austral reclaman abiertamente que haya más libre mercado que el que ya se les garantizará en la futura ley. Un dato que no es tan random como pareciera: el Fondo buitre BlackRock tiene participación accionaria dentro de Total (6 por ciento de las acciones, aproximadamente). También está dentro de YPF.
Queremos los dólares
Cuando tuvieron la oportunidad, las operadoras que pisan en Vaca Muerta hicieron públicas sus pretensiones ya esbozadas en privado.
“Creemos que todavía se puede mejorar el libre mercado y el acceso a las divisas. Como país tenemos que competir con otras naciones para atraer inversiones de riesgo y ser más sexies que otros países. Si logramos hacer eso y tenemos reglas favorables para el capital, el capital va a venir. Si no tratamos bien al capital, el capital no vendrá”, sostuvo Sergio Giorgi director de Estrategia y Nuevos Negocios de Total Austral, empresa que provee el 30 por ciento del gas para consumo local.
Fue durante un encuentro de ejecutivos organizado por el Diario Río Negro. “Será clave saber cuánto será el cupo de exportación y el porcentaje de disponibilidad de divisas. Es importante permitir dejar divisas en el exterior”, indicó Juan Garoby, co fundador de Vista Oil y Gas junto a Miguel Galluccio, empresa que hoy produce 40.000 barriles diarios y ya exportó en el primer semestre 1,5 millón de barriles.
“Todo el petróleo que no se consuma localmente se tiene que exportar”, manifestó Daniel Massacese, director Upstream de Pan American Energy (PAE).
PAE es una de las operadoras que más lobby estuvo haciendo en las últimas semanas para generar ruidos entre sindicatos y gobiernos provinciales. La percepción de algunos referentes del sector es que la empresa de los Bulgheroni y la British Petroleum utilizó “a la provincia de Chubut” como palanca para reclamar mayores cupos de exportación y acceso a las divisas.
Y se sabe, que el Gobernador de la provincia, Mariano Arcioni, es un dirigente que responde a Sergio Massa. También se lo conoce al Presidente de la Cámara de Diputados como la cara visible para los hombres de negocios del establishment (y de la Embajada yanky).
Flexibiliza y gana
Los representantes del establishment local mantienen un mantra que pocas veces es demostrado empíricamente. “Para que la Argentina crezca y para que las empresas inviertan, tienen que bajar los costos laborales”, repiten. No hay distinción de cepas. Esta proclama podría escucharse en boca de Paola Rocca (Techint), Marcos Galperín (Mercado Libre) o de Alejandro y Marcos Bulgheroni, ambos conductores de Pan American Energy en el país.
En 2019, Alejandro Bulgheroni sostuvo en un reportaje con Infobae: “Ya no nos cree nadie… no nos tienen confianza como para negociar razonablemente”. También calificó como positivo el ciclo político del macrismo aunque cuestionó la “pesificación” de los combustibles sobre el final de su mandato.
Tan positivo fueron aquellos años (2016-2019), que la compañía obtuvo durante el último año de gestión de Macri una ganancia neta de 12.082 millones de pesos, un incremento del 105 por ciento en relación a la rentabilidad alcanzada en 2016, según surge de sus propios balances.
Durante el macrismo, en Vaca Muerta se ensayó lo que tanto anhela el establishment local: la reducción de los costos laborales vía la adenda de los convenios colectivos de trabajo. En 2016, Marcos Bulgheroni había firmado el documento “Compromiso por el empleo”, donde las principales empresas del país se comprometían a no despedir personal pero al mismo tiempo se hablaba de encarar negociaciones con los gremios para mejorar la productividad.
Dicho así, el objetivo parecía loable. Pero esto se tradujo en la flexibilización laboral negociada primero con Guillermo Pereyra, titular del Sindicato de Petroleros de Neuquén y luego con Jorge “Loma” Ávila, el líder sindical de Chubut.
El movimiento de pinzas entre las operadoras y los “líderes sindicales” mencionados fue el siguiente: entre el inicio de la gestión Cambiemos hasta el segundo trimestre de 2017, se destruyeron en Neuquén 3049 puestos de trabajo petroleros, según datos del Observatorio del Empleo y la Dinámica Empresarial que depende de la cartera laboral. El paso siguiente fue la contratación de ese mismo número de trabajadores pero con una diferencia. En el medio había ocurrido la flexibilización pautada entre el Gobierno, las operadoras y sindicatos.
Fue en este contexto que creció la participación de PAE en Vaca Muerta, al pasar de una producción de crudo de 56.893 metros cúbicos en el yacimiento Lindero Atravesado a los 147.223 metros cúbicos en 2019; mientras que en Coirón Amargo saltó de los 23.047 metros cúbicos a los 155.403 metros cúbicos en 2020.
Estrategias
Es verdad que el país necesita divisas y aumentar sus exportaciones. Pero no es menos cierto que ha llegado la hora de plantearse cómo podrían captarse los excedentes que generan las materias primas, como el petróleo, en beneficio del conjunto de la población.
La pregunta de fondo podría ser la siguiente: ¿la energía debe considerarse como un comodity o debe estar puesta al servicio del tan mentado desarrollo nacional? Por caso, la nueva ley de incentivos a los hidrocarburos poco habla de la soberanía energética.
La respuesta radica en la política económica que quiera darse el país para el mediano y largo plazo. Por ahora viene ganando la misma lógica exportadora de siempre.