Negociaciones con los empresarios en plena turbulencia

A fines de febrero, las tropas rusas invadieron el territorio de Ucrania. Además de las pérdidas humanas y materiales, el conflicto bélico está generando importantes desajustes en la economía mundial. Eso se refleja en una reducción de las expectativas de crecimiento, problemas en el comercio internacional, incertidumbre en los mercados financieros y en el incremento de la inflación producido por un alza en el precio de los alimentos y la energía. Esta situación impacta de lleno en la economía local, ya que el aumento de los precios de las materias primas presiona a la inflación.

En Argentina, la inflación tiene múltiples causas, la mayoría de carácter endógeno, pero los problemas externos son un agregado importante a un problema preexistente. El acople del precio internacional de alimentos como el impacto del mayor precio energético influye en el mercado interno; por otra parte, el país importa buena parte de la energía produciendo un estrés cambiario, con expectativas de mayor escasez de dólares y un problema fiscal por los costos de los subsidios.

Si por un lado se abren ventanas de oportunidades, por otro se genera un desequilibrio porque el incremento exponencial de estos precios está repercutiendo en el índice de inflación, fundamentalmente en el precio de los alimentos y en el coste de la energía. La cuestión redunda en la discusión sobre la necesidad de aumentar las tarifas y, al mismo tiempo, contener la escalada de los precios en góndola, que están erosionando dramáticamente los ingresos de los sectores más vulnerables.

En este contexto, sin organismos públicos que regulen la comercialización de granos y carnes, el Gobierno decidió no subir retenciones a las exportaciones de materias primas agropecuarias; no establecer  cupos a las exportaciones o cerrar las ventas externas. Esta ausencia de medidas se enmarca en la decisión política del presidente Alberto Fernández de no confrontar con los sectores empresarios y buscar un acercamiento a los mismos, otorgándoles un rol clave en la superación del problema. La consecuencia central de este accionar es la imposibilidad de desacoplar la extraordinaria suba de los precios internacionales en las materias primas de los precios domésticos para amortiguar los efectos negativos en la economía local.

Asimismo, la dificultad de aplicar medidas para paliar los efectos sobre los precios también está condicionada porque el consolidado poder económico del sector es cada vez más fuerte y concentrado. Sin regulaciones, el conjunto de la cadena agropecuaria recibe plenamente los beneficios extraordinarios derivados del alza de precio de los commodities.

El dilema se inscribe, como si fuera poco, en una crisis interna de la coalición gobernante, que la está llevando a una implosión y quiebre que ya parece no tener retorno, y es por eso que el Jefe de Estado se propuso relanzar su gestión en términos económicos, reforzando a Martín Guzmán en su cargo y realizando acercamientos con líderes empresarios en busca de brindarles estímulos para la inversión y posicionarlos como interlocutores y actores centrales en la lucha contra la inflación. La renuncia del secretario de Comercio, Roberto Feletti, se debió a una falta de alineamiento respecto del programa económico del ministro de Economía, evidenciando la posición del Presidente de intentar gobernar con los aliados y fortalecer al titular del Palacio de Hacienda.

En sus vínculos y negociaciones con los sectores empresarios, Fernández anunció el Régimen de Acceso a Divisas para Producción Incremental de Hidrocarburos, que busca fomentar la generación de inversiones y el incremento de la producción de ese sector en la Argentina y que contó con la presencia de un reducido pero importante y poderoso grupo de empresarios, que se tradujo en un apoyo a la gestión de Guzmán. Estuvieron presentes el CEO de Techint, Paolo Rocca, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes De Rioja, Juan Martín Bulgheroni (Pan American Energy), Hugo Eurnekian (CGC), Javier Rielo (Total Energies), Eric Dunning (Chevron), Nidia Álvarez (Equinor Argentina), Gustavo Mariani (Pampa Energía), Germán Macchi (Pluspetrol), Julio Ledesma (Shell), Pablo Vera Pinto (Vista) y Daniel De Nigris (Exxon). De los nombres y sectores de actividad de los citados empresarios se desprende que pertenecen a los dos sectores hoy clave a partir de la crisis desatada por la guerra entre Ucrania y Rusia: energía y alimentos.

La presencia de Rocca se destacó porque implica un acercamiento a la Casa Rosada, que se suma a la reunión privada que mantuvieron en Olivos el pasado 5 de mayo, de la cual también participaron Guzmán y Luis Betnaza, directivo de Techint, y donde el líder empresario manifestó su apoyo a la decisión de flexibilizar condiciones para las inversiones energéticas. Dicho mitin da cuenta de la búsqueda de la gestión del primer mandatario por dejar atrás los conflictos y tensiones que caracterizaron a la relación con el empresario en la pandemia COVID 19, cuando Techint decidió despedir 1450 empleados. Frente a esa acción, el Presidente manifestó: “Has ganado tanta plata en tu vida, tenés una fortuna que te pone entre los más millonarios del mundo; hermano, esta vez colaborá, y hacelo con los que hicieron grande a tu empresa, con los trabajadores”.

Por lo demás, ese encuentro se dio en el marco de la adjudicación a Tenaris, empresa del grupo Techint, como proveedora para la provisión de caños para la realización del primer tramo del  gasoducto Néstor Kirchner que unirá Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, con la provincia de Buenos Aires. La obra, que es de una magnitud muy importante y está  proyectada para mitad del año entrante, es fundamental y más aún en el contexto actual, ya que posibilitaría la reducción drástica de la importación de gas no convencional. A partir de la invasión rusa a Ucrania, se abrió una oportunidad histórica para el país en materia energética que la gestión de Fernández y los empresarios involucrados buscan aprovechar. Es destacable que el área de Energía, clave en esta negociación y en las políticas a futuro, está fuertemente atravesada por las pujas intestinas y tiene como uno de sus ejes de debate la actualización del precio de las tarifas de electricidad y gas, necesarias para reducir los subsidios estatales y para cumplir con lo pautado en el acuerdo con el FMI.

En busca de fortalecer vínculos con los empresarios, Fernández también se reunió con Luis Pagani, dueño del grupo Arcor, determinante por su peso económico y porque es un actor clave en el rubro y en el complejo productivo del sector de alimentos. La reunión con Pagani estuvo signada por los datos oficiales que señalan que, en lo que va del 2022, los alimentos avanzaron un 28% y, así, el sector le gana por 5 puntos porcentuales a la inflación general, que acumula un 23,1% durante el año en curso. La charla giró en torno a la necesidad de “hacer algo” para que los alimentos recuperen su precio interno más allá de su valor de exportación. El empresario manifestó su compromiso para seguir participando del programa Precios Cuidados, en otras canastas implementadas por el Gobierno y en encauzar un escenario de precios descontrolados que, según expuso Pagani en un evento en la Universidad Di Tella, genera que “la economía argentina está acomplejada con un nivel inflacionario preocupante. También hay una cuestión social preocupante porque hay dos Argentinas, una que consume y otra en la que la gente le cuesta llegar a fin de mes”.

Pese a los esfuerzos del Presidente y el ministro de Economía para negociar con los líderes empresarios e incorporarlos a una agenda de discusión, estos actores desconfían del Gobierno y se manifiesta en sus acciones concretas más allá de lo que manifiestan en las reuniones con ambos a puertas cerradas. Casi en simultáneo con esta reunión, la empresa Arcor pasaba listas de precios con aumentos superiores al 10 por ciento, a lo que se agrega que los comercios de todo el país tienen a Arcor como el segundo proveedor que más incumple el abastecimiento de Precios Cuidados. Las reuniones con Pagani y empresarios del sector como el actual presidente de la UIA, Funes De Rioja, se deben a la imperiosa necesidad del Gobierno por reducir el impacto que la suba del precio de los alimentos genera en el IPC del Indec.

Tampoco se puede soslayar que, mientras los empresarios negocian y brindan “apoyo” a la gestión económica y al ministro Guzmán, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) realizó este 7 de junio un evento por el 20º aniversario desde su fundación y tuvo como oradores, entre otros, a empresarios de relevancia como el propio Rocca, Alfredo Coto, Héctor Magnetto, y Pagani, Martín Migoya (Globant), Federico Braun (La Anónima), Alberto Hojman (BGH) y Carlos Miguens (Grupo Miguens).

Durante una ceremonia desplegada en el Sheraton Retiro, expusieron y sentaron posición para que sus demandas e intereses lleguen a Olivos y también a la oposición. La última vez que se realizó un evento similar fue en 2019, antes del recambio presidencial. El evento fue titulado “El sector privado es el factor clave para el desarrollo”, y giró en torno a las demandas tradicionales y de clase que cohesionan al gran empresariado argentino, más allá de las pertenencias sectoriales: un freno al avance del Estado, condiciones macroeconómicas e institucionales estables y previsibles, condiciones propicias para alentar al sector privado y reducción impositiva entre los más salientes. Muchos de estos reclamos entran en contradicción con la necesidad de tener un Estado con las capacidades suficientes para arbitrar medidas que regulen la compleja situación actual y que, por lo tanto, tensionan y tensionarán el vínculo entre los empresarios y el Gobierno.

Se presenta, entonces, un escenario de corto plazo: el sector privado parece dispuesto a dar unos pocos meses de estabilidad, pero si no ve un fortalecimiento de la política y de las medidas económicas que considera necesarias, quitará su apoyo, incrementando la inestabilidad y fogoneando el desequilibrio y escalada descontrolada de los precios. Este accionar empresario es ya conocido en Argentina, incluso lo han hecho en la gestión de corte pro-empresarial de Mauricio Macri. Los jugadores han echado sus cartas y, si bien las posibilidades existen, el escenario ofrece riesgos e incertidumbre.

Por Marina Dossi

*Doctora en Ciencias Sociales, Investigadora en CONICET/IDAES.