Sin más respaldo jurídico que el pataleo por la autonomía porteña, Horacio Rodríguez Larreta fue en queja a la Corte Suprema de Justicia por el decreto presidencial que restringió la presencialidad en las aulas escolares y las actividades de comercios y locales gastronómicos. Fingiendo sorpresa, reclamando avales epidemiológicos y sobreactuando firmeza frente al presunto avasallamiento nacional sobre la Capital Federal que la prensa narra desde 2007, el macrismo alimenta una desobediencia que todavía no encarna en amplios sectores de la sociedad. El que se enoja pierde pero el que no llora no mama.