Un clona para el estrés financiero

El acuerdo con los acreedores de la provincia de Buenos Aires acompaña avances en la negociación con el FMI. El Gobierno entiende como prioritario suturar el frente externo para luego encarar las urgencias de la economía local.

A punto de vencer la vigésima prórroga, el Gobierno Bonaerense anunció un acuerdo con un grupo mayoritario de acreedores. Los puntos relevantes son que se estiran los vencimientos a once años y se aplazan pagos por otros tres. Esto hace que recién se empiece a pagar en 2024. Así la reducción total se estima en un 75 por ciento del total adeudado. Desde el gobierno de Axel Kicillof confían en que alcance con la aceptación explícita del fondo Golden Tree mas un grupo de bonistas sueltos para que se active la cláusula de acción colectiva, lo que implica que si una mayoría necesaria ingresa al canje, el resto de los tenedores también pasa a estar alcanzado por las nuevas condiciones. Es que los bonistas más duros, los buitres, al toque saltaron a decir que no apoyan la propuesta, con acusaciones explícitas a la provincia de «no actuar en buena fe». Desde el gobierno señalan que se trata de un grupo minoritario, por lo tanto su posición no modifica la negociación.

En caso de que efectivamente la provincia de Buenos Aires celebre un pacto sustentable en tasas y plazos, inexorablemente el FMI percibirá recibo de cara a la restructuración de deuda del Estado Nacional. Se trate de una operación en el plano de lo subjetivo dado que no existe regla institucional vinculante entre deudas provinciales y soberanas, así sean con acreedores privados u organismos multilaterales de crédito. Sin embargo, esa subjetividad cuenta con una incidencia mayor en la concreción de los actos, que la normativa institucionalizada. El diálogo entre los acreedores privados y el FMI es constante. La lógica permite intuir que son los primeros los que le marcan la cancha al segundo.

El dato que filtró a Realidad en Aumento una fuente del Palacio de Hacienda, es que el viceministro de economía, Mariano Sardi, tiene fechada una reunión con técnicos del Fondo Monetario Internacional la semana próxima: “Por primera vez Argentina lleva en manos de un funcionario de alto rango, la propuesta de pago, el plan. Sardi viaja para explicar de donde va a sacar y en cuanto tiempo va a conseguir los dólares que Argentina tiene que pagar”.

Con estos pronuciamientos, el oficialismo hecha musculatura para aguantar la que se viene. Si bien el record histórico de ingresos de divisas del sector exportador superó la marca de 2008, la merma paulatina a medida que transcursa el segundo semestre se va a sentir en las arcas públicas. Para eso, el poder de fuego que le confiere superar los 40 mil millones de dólares en reservas en arcas del Banco Central, entidad que sostuvo, cepo mediante, en su posición compradora en el mercado de cambio. Resulta que en paralelo a las negociaciones de deuda, Guzmán monitorea los precios del dólar y la suba de precios. Las exigencias de la economía doméstica en modo electoral, le soplan la nuca.