El cierre de listas del peronismo porteño volvió a resolverse como variable de ajuste para la conformación de una tira de candidatos bonaerenses que le garantice cierta proyección al kirchnerismo en el distrito gobernado por Axel Kicillof. La paradójica táctica de acuerdos políticos que obturan una representación más genuina en Capital Federal para la acumulación oficialista en la voluminosa Provincia de Buenos Aires, frente al peligro recurrente de negociaciones distorsivas que prevalecen sobre el territorio y permanecen en el tiempo.
“Gardel va a cantar con los Beatles en la plaza del barrio,
Bob Marley va a rugir en cemento con los Rolling Stones.
Al fin va a decir la verdad el que escribe los diarios,
al fin van a dejar de rezarle a la televisión”.
Imposible(Callejeros, 2003)
Elenco 2021
El estreno del Frente de Todos (FdT) para el cierre de listas en la Ciudad de Buenos Aires repitió vicios, berretines, apuestas y gags de las últimas dos décadas, sea bajo el formato del Frente Para la Victoria (FpV) o sea bajo conformaciones más o menos silvestres del Partido Justicialista (PJ) y los retazos del frepasismo u otras fuerzas políticas locales. Aunque se resalte la unidad o se conceda que siempre quedan heridos cuando se confeccionan las nóminas de candidatos, las vanidades de una parte de la dirigencia de la Capital Federal, el influjo de las constelaciones mediáticas que las fomentan y el resplandor de la concentración administrativa del país entero en el distrito habilitan la desconfianza y siembran especulaciones inquietantes.
A las 23:59 del 24 de julio, el oficialismo a nivel nacional postulaba para la Cámara de Diputados en representación de la jurisdicción donde nació el macrismo una boleta encabezada por el edil radical Leandro Santoro, con el acompañamiento de la periodista y diputada Gisela Marziotta, el banquero Carlos Heller y la legisladora porteña próxima a cumplir su segundo mandato Lorena Pokoik. En la tira para los escaños de Perú 160, inscribía al tope a Alejandro Amor, que renunció a la Defensoría del Pueblo y esa vacancia sería resuelta por la migración de María Rosa Muiños ante la imposibilidad de revalidar mandato. Detrás del dirigente de Sutecba, figuraban Victoria Montenegro, cuya inclusión en 2017 fue reclamada por Estela de Carlotto; Juan Modarelli, curtido en pasillo y despachos parlamentarios desde las épocas en que asesoraba a Juan Cabandié; Maia Daer, militante del espacio liderado por Claudio Ferreño y pedida expresamente por el presidente Alberto Fernández; Juan Manuel Valdés, en busca de su segundo mandato; Magdalena Tiesso, procedente de Peronismo Militante; Franco Vitali y Berenice Iañez, también impulsados por La Cámpora; Juan Pablo O’Dezaille, histórico referente del Frente Transversal; Victoria Freire, en nombre de Patria Grande; y Santiago Roberto, con terminal en la órbita de Víctor Santa María.
Ese elenco pugnará en este turno electoral ante un horizonte de 13 bancas en disputa para la Cámara Baja y 30 escaños disponibles en la Legislatura. En 2017, Cambiemos se alzó con 8 lugares en el Congreso y Unidad Porteña, la versión vernácula del armado que cinceló la vicepresidenta Cristina Fernández frente a la reticencia del PJ, se quedó con 3, mientras que en el ex Concejo Deliberante el macrismo, bajo la etiqueta Vamos Juntos, se hizo de 16 butacas y el peronismo se granjeó 6. Según las proyecciones de baqueanos kirchneristas más expertos que los encuestadores, el cuarto lugar de su lista de Diputados y el octavo para el caso de la Legislatura entran en la zona cromática de los grises en estos comicios, lo cual abre la puerta para la suposición de que revalidaría, paradójicamente, la cosecha en el plano nacional y la aumentaría en la Ciudad.
En ese sentido, podría resultarles cuesta arriba a María Eugenia Vidal y Ricardo López Murphy obsequiarle a Horacio Rodríguez Larreta el mismo caudal de votos que le consiguió hace cuatro años Elisa Carrió, sin el acompañamiento del senador Martin Lousteau. Juntos –o Juntos por el Cambio- tiene esta vuelta algo más que perder.
Sin embargo, el desafío mayor le cabe al peronismo capitalino, para apelar a un gentilicio irritante que profiriera el propio Néstor Kirchner: sus principales accionistas asumen las dificultades derivadas del reparto o loteo de espacios, cargos y roles, se beneficien o no, pero hasta el momento no las transforman. O se mira pero no se toca o se deja como está porque otorga margen de maniobra más allá de la Avenida General Paz. Para que no prosperen paranoias gorilas sobre la voracidad kuka, se establecen parámetros distintos para el diseño de la sábana de apellidos.
Por caso, se dio una pulseada feroz en seno del PJ con sede en la calle San José. El senador Mariano Recalde, presidente del partido en CABA y, a la sazón, máximo responsable de La Cámpora en el distrito, resistía la incorporación de Marziotta, defendida con ahínco desde Peronismo por la Ciudad (PxC). En esa empresa, asistían al ex titular de Aerolíneas Argentinas casi todas las tribus políticas, no tanto –o no solo- por las caracterizaciones de la candidata que pudieran formularse sino por el modelo de construcción que expresa Santa María para el microclima político. Juan Manuel Olmos, jefe de los asesores presidenciales y líder del Nuevo Espacio de Participación (NEP), también manejó la lapicera en este cierre pero no aparece en las menciones que circulan sobre los obstáculos contra PxC. Viejo compañero de ruta de Santa María, amén de los distanciamientos ocasionales, Olmos podría haber operado un bloqueo contra Marziotta promoviendo la candidatura de Muiños en el segundo lugar de la lista de Diputados pero, según comentaron a Realidad en Aumento, el NEP manifestó en los conciliábulos previos que no le interesaba un ascenso al Congreso sino expandirse o trasladarse hacia otro enclave del poder porteño. Ahora, se ve la punta del ovillo de un enroque con Amor que deberá ser respaldado por los legisladores en diciembre.
La tensión, que se tramitaba en sordina hasta la última semana, se evidenció con operaciones de prensa que sugerían que Santoro no era buen candidato contra Vidal por ser varón y florecieron rumores que atribuían a los resistidos la amenaza de bajarse del barco en esta campaña. Habladurías del frenesí habitual para las circunstancias, basadas en la verosimilitud de situaciones parecidas pero ocurridas otros años.
Del mismo modo, el propio ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, debió cauterizar el daño que le producían las menciones de su candidatura a diputado este año. Con esa especie, se relamían sus eventuales competidores para representar al FdT como candidato a Jefe de Gobierno en 2023 y el vicepresidente 1º de San Lorenzo, además de impulsar públicamente a Santoro, recorrió el espinel de citas face to face con Recalde, Olmos y el propio Jefe de Estado. “Yo no me voy a meter en las listas de la Ciudad”, le habría dicho el Presidente, aunque solía almorzar con Olmos en Casa Rosada en la prepandemia, pidió la anotación de Daer y recibió a Santa María el pasado jueves, cuando se caldeaba todo.
Si cupiera la metáfora, lo que en las cuatro esquinas del cuadrilátero peronista entienden es que esta lógica solo funciona para la comodidad de una oposición que cogobierne un estado rico y lleno de tentaciones para el loteo. Hasta aquí, podría decirse que el kirchnerismo no supo, no pudo o no quiso revertir el problema y, sistemáticamente, se zambulló a patriadas por la conducción del PJ sin que las ecuaciones se modifiquen demasiado.
Que 20 años no es nada
La querella sobre la voluntad del oficialismo nacional para ganar la Ciudad, antes o ahora, no admite clausura. Desde que Mauricio Macri le ganó el ballotage de 2007 a Daniel Filmus, se cimentó la idea de que al kirchnerismo no le interesa el distrito, salvo para hacerse de 500 mil votos que puedan sumarse a lo que se embolsa en el resto de la Argentina.
Si bien pueden enumerarse hitos que avalen esa hipótesis, no es menos cierto que tampoco emergen candidatos que expresen la experiencia política inaugurada en 2003 como su núcleo duro anhela. La pregunta por el huevo o la gallina se vuelve crucial, y no hay respuesta acabada: no surgen cuadros del paladar de la militancia porque la superestructura busca atajos y, luego, esos atajos se vuelven un encierro para que crezcan las chances de que la militancia provea de cuadros probados en batalla o atentos a demandas sociales que laten por abajo.
Por lo demás, ningún análisis serio podría obviar que la tragedia de Cromañón fue un tajo en el sistema político de una jurisdicción con tan solo 8 años de autonomía por entonces. La saña mediática y el linchamiento social reconfiguraron el mapa de alianzas partidarias y el peso específico de los actores: no solo se produjo el ascenso del macrismo sino una mutación del progresismo y la fragmentación del peronismo.
Si el triunfo aplastante de Aníbal Ibarra sobre Domingo Felipe Cavallo y Gustavo Béliz redundó en 2000 en la jugosa cercanía del quórum propio, con 29 de los 60 sillones en la Legislatura, para el 2003 el Pro se convertiría en segunda fuerza dentro del recinto y la funesta noche del 30 de diciembre de 2004, con el saldo luctuoso del incendio en el boliche de Once, sirvió de plataforma inescrupulosa para el derribo del ex fiscal. La vorágine conspira contra la memoria pero ese año había arrancado con dos hitos antagónicos el 24 de marzo: el acto de Kirchner en la ESMA junto a Cabandié y el secuestro y asesinato de Axel Blumberg, cuyo padre doliente, Juan Carlos, tradujo en síntesis punitivas que se convirtieron en ley pero, sobre todo, congregaron a una porción importante de la sociedad con cierta tendencia a las pasiones tristes.
Ese año también trepó a la presidencia del bloque del FpV en el edificio de la intersección entre Avenida Roca y Perú el abogado Diego Kravetz. Actual secretario de Seguridad de Lanús bajo el liderazgo de Néstor Grindetti, por aquellos días mantenía un fluido canal de diálogo con Fernández, jefe de Gabinete de Kirchner y delegado por el patagónico para la coordinación del armado local.
A la caída del ibarrismo, sobrevino una diáspora del progresismo y Macri se alzó con una jurisdicción ante una oposición blanda y desarticulada en la Legislatura. La confrontación la tenía en las calles, con los sindicatos y los movimientos sociales. Tan es así que para 2009, el kirchnerismo lleva en el primer puesto de la boleta a legislador a Francisco “Tito” Nenna, ex secretario general de la UTE y acérrimo luchador contra la política educativa del Pro. Ese año también ingresaron al parlamento local dos dirigentas docentes, Delia Bisutti y Laura Garcia Tuñon, por Proyecto Sur, y el estatal Fabio Basteiro, por el mismo espacio. Además, el FpV llevó entre los primeros cuatro lugares al taxista Claudio Palmeiro y al portero Mateo Romeo, ambos representantes de la CGT. La sustancia sindical de esa composición revelaba la insuficiencia de los dirigentes políticos o, por qué no, el compromiso y la visión estratégica de los que tenían la lapicera para atender a la extracción gremial. Tal fue el pedido que realizó esta semana el sucesor de Nenna en la UTE, Eduardo López, pero los arquitectos electorales de esta etapa le ofrecieron al secretario general de ATE-Capital, Daniel “Tano” Catalano, el décimo tercer renglón. Cara visible de todos los conflictos en la era de Rodríguez Larreta pero también parte de los dirigentes que le pusieron el pecho a las balas de la Policía Metropolitana la mañana del 26 de abril del 2013, en el Borda, Catalano declinó el ofrecimiento.
La balcanización
A partir de 2009, la fractura del peronismo en la Legislatura se volvió más clara y adelantó lo que vendría cuatro años después, con la ruptura de Sergio Massa a escala nacional. Lo que podría haber sido un bloque de 8 terminó partido en dos de 4: de un lado, Kravetz, Romeo, Palmeiro y Silvina Pedreira; del otro, Cabandié, Nenna, María José Lubertino y Gabriela Alegre. Las inclinaciones de Kravetz a las buenas migas con el bloque oficialista, habiendo presidido el bloque kirchnerista hasta entonces, alimentaron el relato del pacto de pago chico entre las dos experiencias políticas más gravitantes que parió la crisis del 2001.
La épica del Bicentenario y el crecimiento exponencial de La Cámpora tras la partida de Kirchner terminaron de cristalizar esa escisión, a pesar de bamboleos derivados de los desparramos que armaba en ocasiones el mismísimo gobierno nacional en la jurisdicción, como la factura que les tocó pagar a los legisladores durante las jornadas previas a la madrugada del 1 de noviembre de 2012, cuando se votó la rezonificación de terrenos ubicados en Parque Patricios para el desarrollo de viviendas del Plan Procrear en la Ciudad a cambio del apoyo del FpV para la creación del Distrito de las Artes en La Boca y Barracas. La prensa no tuvo que hacer mucho esfuerzo para instalar la narración del acuerdo “Pro-K” y las bases peronistas compraron, a pesar de que se trataba de una iniciativa impulsada por la Casa Rosada con el propósito de implementar en la Capital Federal el plan más ambicioso de la historia distrital para construir 3500 viviendas. El desorden fue tan grande que, en la previa de la sesión, Axel Kicillof, viceministro de Economía en ese momento, y Diego Bossio, al frente de ANSES, debieron reunirse con el bloque para explicarle la decisión.
El estrés que se ahorraría un gobierno que condujera con menos hermetismo a los suyos redundaría en fortaleza pero pasa el tiempo y la historia se repite. Es lo que se deduce de la persistente iniciativa inmobiliaria que hace más de una década ambiciona el empresario Eduardo Elsztain: Solares de Santa María, un complejo de torres a levantarse en la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors. En ocasiones anteriores, el proyecto se frenó por su impacto ambiental y la gentrificación, entre otros tópicos o sin contar que los financistas de IRSA pretendían la construcción de un embarcadero para yates al mejor estilo Dubai.
Fuentes parlamentarias le dijeron a esta publicación que el grupo corporativo remozó algunos aspectos, incluyendo la cesión del 60 por ciento del predio sito en Costanera Sur como espacio público. Con el visto bueno de la calle Uspallata, Elsztain se reunió con un ministro clave del gabinete nacional. Siendo una inversión de 3 mil millones de dólares y atendiendo a las modificaciones realizadas, el funcionario nacional también le dio su aprobación al dueño de IRSA. Cuando otro ministro vio la postura que estaban adoptando referentes sociales y ediles del bloque peronista consultó a su par sobre la falta de coordinación. “¿Qué querés, si el bloque es un quilombo?”, respondió el anfitrión de Elsztain.
El despropósito tuvo otro excursus en una de las mujeres ausentes en la inscripción final. Podría haber sido legisladora aunque hubiera sido más útil en el Congreso, a los fines de las reformas que el gobierno necesita aprobar con cierta urgencia, pero el embudo y la lógica de las negociaciones le impedían llegar. “Antes de ponerte en un lugar no entrable, preferimos que esperes porque te necesitamos ante eventuales recambios del gabinete y, si no, te mudamos a Provincia para 2023”, le explicaron con tono contenedor. Quizá, lo inviable no sea el distrito bonaerense.