Las preguntas sin tiempo

“La prohibición de la imaginación teórica abre camino a la locura política”, escribieron Max Horkheimer y Theodor Adorno en Dialéctica del Iluminismo durante el apogeo del fascismo en el Siglo XX. Denostado por su prosa encriptada y barroca pero también por su pesimismo implacable, ese libro en general y esa frase en particular linkean directamente con otra sentencia del segundo de ambos coautores: “Adolf Hitler no murió, sino que se escondió en Estados Unidos”.

Todos chorros

“Érase una vez un país donde todos eran ladrones”, descerraja en la primera línea del cuento La oveja negra el escritor Ítalo Calvino. Didáctico y conciso, el texto tiene menos caracteres que este artículo y desmonta con fineza y claridad la trama de los custodios ideológicos de los que esculpieron el status jurídico y construyeron las cárceles.